Centralmente
vamos a hablar de los que antecede a lo que consideraremos, en la
próxima clase de la noción marxista clásica de ideología. Aclaro, cuando
digo la noción marxista clásica de ideología, me refiero a unas
categorías que en principio se presentan como tal en 1845, en la
escritura de “La ideología alemana”. Esta que estoy diciendo es una
hipótesis de lectura entre muchas que existen en relación con la obra
de Marx y el problema de la ideología.
En
este caso tomamos posición en el sentido de la interpretación que en
las últimas décadas ha tenido más fuerza y ha sido capaz de organizar de
un modo más fecundo la discusión. Esa interpretación señala que en
1845, en la elaboración del texto “La ideología alemana” se encuentra
una bisagra en el derrotero intelectual de Marx. Participamos de esa
perspectiva y junto con otras cosas que aludiremos luego, asumimos que
tiene sentido hablar de la categoría marxista clásica de ideología a
partir de 1845.
Las
obras previas de Marx, la critica a la filosofía del derecho en Hegel,
son las que se suele considerar las obras del Joven Marx hasta 1845
versus el Marx maduro post 1845.
En
1845 es cuándo aparece en el horizonte intelectual, lo que hoy
conocemos como la teoría marxista, que supone un lugar especifico para
el problema de la ideología, en ese sentido nos servirá. Pero no la
define pedagógicamente.
Hay
una primera cosa que es necesario señalar que no presenta mayor nivel
de polémica en el que hay un acuerdo bastante amplio. Con la modernidad,
aparece entre otros un problema que concitará la discusión filosófica
durante por lo menos dos siglos el XVII y XVIII
Ese
problema es el del estatuto de verdad de nuestras ideas. La modernidad
es un periodo en el que la preocupación por el conocimiento del mundo la
naturaleza y las cosas, desde la física hasta la exploración por cuenta
de los navegantes, se convierte en un elemento crucial. El hombre
moderno se preocupa, en su proyecto de progreso controlar la naturaleza,
la realidad el mundo y para ello es imprescindible el conocimiento
fiable, verdadero.
La
discusión, ocupa buena parte de la filosofía de todos los siglos versa
en relación a de qué manera podemos distinguir entre ideas verdaderas e
ideas falsas.
Recuerden
lo que en el siglo XVIII todo lo que galvanizara el afán de la
ilustración por superar las supersticiones, las leyendas, la ignorancia.
Suponían como centro de un proyecto político sumamente ambicioso que
era la posición no solamente para controlar la realidad, pero también
era el eje de una ambición política, la de convertirnos en futuros
ciudadanos informados, consientes libres racionales, no gobernados por
los grandes poderes la superstición el temor etc.
Frente
a este problema de cómo hacer para distinguir las ideas falsas de las
verdaderas se plantan dos grandes perspectivas filosóficas: racionalismo
y empirismo.
En
términos muy livianos y esquemáticos la tesis central de la tradición
empirista es que las ideas serán verdaderas en las medidas en que
efectivamente respondan con algún cuidado a las experiencias que a
través de lo sensorial el mundo las cosas imprimen en nuestro cerebro.
El
origen de las ideas es la experiencia que se imprime en nuestra mente
permitiendo la formación de concepto y por lo tanto las ideas que
traigan consigo serán aquellas ideas que tengan un cierto cuidado en
cómo se dejen imprimir, un cierto control en este proceso de la
experiencia. La empiria es la experiencia en el sentido de lo sensorial
que implican los cinco sentidos. Alude a los 5 sentidos porque
representan en el siglo XVII una mínima garantía de tomar por un camino
que sea más eficaz y confiable que la especulación que había gobernado
los largos siglos de la filosofía medieval.
El
racionalismo, el problema es un poco más complejo porque hace una serie
de reflexiones menos directas pero incluye en estas reflexiones la
afirmación nodal de que además de las ideas que se forman en nuestra
mente a partir de impresiones sensibles, hay un tipo de ideas a las que
llama innatas. Innatas no es que hemos nacidos con ideas sino que
provienen de adentro y no de la experiencia sensible sino que hay ideas
propias que vienen de mi “almita”. La tesis de innatismo, básicamente
sostenida por Descartes y básicamente refutada por Locke.
Esta
polémica, debate llega y concluye con Kant a fines del Siglo S XVIII.
Él afirma que en realidad, el conocimiento verdadero requiere e insume
por igual razón y experiencia. Le asigna a cada una un cierto papel en
el proceso de conocimiento que define cuales son los modos de
articulación entre razón y experiencia. Pero al mismo tiempo que parece
resolver el dualismo entre razón y experiencia, abre un nuevo dualismo:
el conocimiento no será sino aquel que podamos alcanzar en el marco de
nuestra experiencia y a través de ella con instrumentos que serán
racionales. En tanto que más allá de nuestra experiencia los objetos del
mundo nos resultan incognoscibles. Los problemas que permanecen
abiertos después de Kant, es aquí donde el problema de la ideología va a
jugar un papel.
Lo
que normalmente designa este término, es un intento de respuesta a las
preguntas que quedan abiertas acerca de la calidad veritativa de
nuestras ideas: cómo puedo establecer si nuestras ideas son verdaderas o
falsas. Esto supone saber cómo se forman nuestras ideas, para que
conociendo el dispositivo de cómo se forman poder discriminar las que
siguen el camino adecuado y las que no.
El
problema de la ideología viene a ubicarse aquí, y cuando digo fines
del Siglo XVIII también estoy aludiendo al nacimiento literal del
término. La palabra ideología se inventa en
Francia después de la revolución francesa Por obra e ingenio de un
grupo de filosofía de la ilustración que están fuertemente preocupados
por manejar el proceso de formación de nuestras ideas con el afán
iluminísta de educarnos a todos y liberarnos de los prejuicios. Entonces
nombran designan, la disciplina que se dedicara a estudiar estos
problemas: cómo se forman las ideas, cuando son verdaderas y cuando no, y
designan a la ideología (como la sociología,) como la disciplina que
tiene por objeto esa problemática. Es Napoleón uno de los principales
divulgadores de este sentido peyorativo, usa ideología despectivamente
para referirse a los ideólogos, al aludir a aquellos pensadores
intelectuales de izquierda que cuando Napoleón va a coronarse emperador
lo critican reivindicando los principios de la Revolución Francesa
El
termino ideología lo pone en circulación con una carga peyorativa según
la cual la ideología es andar papando mosca, mientras la realidad va
por otro camino.
IDEOLOGÍA ALEMANA
El
título que lleva el libro, la ideología alemana, usa el término
ideología inicialmente convocado de un modo distinto al que significará
cuando el volumen ha sido terminado de escribir. Hay huellas de ese
sentido peyorativo en el modo en que se mofa, en el que critica
acerbamente lo que él va a llamar “los ideólogos alemanes”, que no son
otros que la vez pasada aludimos como los filósofos neohegelianos de
izquierda, los feuerbachianos con quien él mismo había compartido filas
tiempo atrás. A los que en vez de atender la realidad política y
concreta que está realizando Alemania se dedican a papar moscas.
Responde todavía a esta aceptación del término ideología, a la
napoleónica, y no a la de la ilustración.
Sobre
las primeras décadas del siglo XIX la intelectualidad alemana advierte
con espanto de qué manera la revolución burguesa bajo distintas formas
avanza en la mayor parte de Europa occidental. Hacia 1830 Prusia es una
cosa terrible que parece Zimbawe pero donde todavía se dan relaciones
feudales de vasallaje, de campesinos en condiciones de servidumbre, de
señores de la tierra que negocian sus porciones de poder. La revolución
burguesa no se está produciendo en Alemania, suponen en el marco de la
época una suerte de subdesarrollo.
En
1840 Guillermo IV sucede a Guillermo III de Prusia. Guillermo III se
había ido con promesas reformistas incumplidas y las esperanzas del
mundillo burgués prusiano se concentran en Guillermo IV, que parece que
es un joven liberal lleno de intenciones transformadoras. Se sube al
trono y se calza la corona y se torna un monarca autoritario cerrado. Y
las intenciones de reforma quedan en el pasado.
En
este sentido dirá Engels muchos años después, incluso ya muerto Marx,
que la escritura de esos 600 folios que constituyeron la ideología
alemana fue lo que les permitió a ambos liquidar nuestra conciencia
filosófica anterior, romper con el Feuerbach que intentaba romper con Hegel. Significa terminar de elaborar la transición desde una perspectiva idealista de la historia hacia una perspectiva materialista de la historia.
Cuando
Feuerback escribe en 1841 “La esencia del cristianismo” pone sobre la
mesa una de las más importantes intervenciones filosóficas y políticas
que producen los llamados jóvenes hegelianos o neo hegelianos de
izquierda. Feuerback es la figura más importante de los jóvenes
Hegelianos. Y en un mismo movimiento, Feuerback enfrenta a su maestro
Hegel, que termina su vida celebrando por derecha, termina su vida en
1830 convirtiéndose en un conservador que defiende el trono prusiano, el
orden conservador establecido. Los jóvenes Hegelianos, combaten
filosóficamente al maestro del que todo habían aprendido pero del que
quieren empezar a diferenciarse en lo conceptual y al mismo tiempo
señalan con énfasis que el problema de Alemania y de su subdesarrollo es
el modo en el que la iglesia, el cristianismo pesa sobre protestantes y
apostólicos, sobre la mente de los campesinos, que constituye la gran
mayoría de la población alemana.
La
manera de intervenir, también políticamente en el debate, es también,
denunciar la opresión política que supone el cristianismo en la
población alemana, opresión que traba la emergencia de un proceso
transformador de la revolución burguesa.
La
afirmación común a los jóvenes hegelianos de izquierda es que la
revolución burguesa no se produce porque, entre otras cosas, el
cristianismo opera bloqueando lo que de otro modo sería una necesidad de
la historia de transformación. Siguen aceptando su propia servidumbre
porque existe en el más allá una vida mejor.
La
operación de crítica al cristianismo está absolutamente vinculada al
proceso teórico que va a dar lugar a la categoría marxista de ideología.
Marx
dice en el texto que tienen para leer… “la religión es el opio de los
pueblos”, y comienza diciendo una frase que hay que prestarle atención
“La critica a la religión es la condición de toda crítica”
Entendiendo
critica como esa operación que es capaz de desmontar las apariencias
para capturar los fenómenos que realmente organizan los procesos
sociales e históricos. La religión es por excelencia una operación en la
que los verdaderos procesos sociales e históricos quedan opacados tras
un relato que los predicadores despliegan en relación a sus respectivos
fieles. Decir que la crítica a la religión es la condición de toda
crítica, significa que si hay una crítica (como una operación
intelectual de desmonte de volver transparente lo que es opaco) por
excelencia es a la religión que promete un mundo inexistente en lo
terrenal a cambio de mantenerse en la misma situación de sojuzgamiento y
subordinación.
Los
primeros textos de Marx tienen una impronta fuerte de Feuerback. Siendo
éste la cabeza de fila de los jóvenes Hegelianos de izquierda.
Hay
otros que están mencionados en “la ideología alemana” y Marx se
refiere irónicamente en repetidas oportunidades a San Max y a San
Bruno, el primero es Max Stirner (un hegeliano de izquierda, más bien
anarquista que tiene dentro de la historia del anarquismo un peso
propio.) Y San Bruno es Bruno Power, tal vez luego de Feuerback son las
figuran que le siguen.
Suele
decirse que Hegel es idealista y Marx es materialista. Allí aparece una
clara contraposición. Para Hegel la respuesta a buena parte de los
problemas que había dejado pendientes Kant se resuelven en la identidad
entre razón y realidad. Entre racionalidad y realidad. Esta
contraposición entre el ser de las cosas y el pensamiento, sigue siendo
una contraposición que Kant no había resuelto. El ser, dice Hegel, es el
ser del pensamiento, en última instancia. El ser es el ser del
pensamiento.
Hay
una identidad entre el concepto y el ser. Cuando decía que en
definitiva el pensar es pensar sobre el ser de las cosas, es pensar el
ser. Se refiere al concepto en el más alto nivel de abstracción. La
esencia del pensar filosófico es un pensar sobre la esencia de las cosas
que constituyen su ser. Y esta esencia es al mismo tiempo y aunque
parezca un juego de palabras no lo es, esa esencia es un concepto. Entre
el ser y el pensar hay una identidad. Y cuando dice que todo lo real
es racional y todo lo real es racional, no está queriendo decir que
esta mesa es racional. El tema que Hegel inaugura por excelencia es el
tema de la historia, y lo que le importa es el continuo dialéctico flujo
del proceso histórico.
En
este proceso histórico que es guiado por una serie de leyes precisas,
lo que ocurre es necesario que ocurra, y responde a una lógica. Es el
despliegue de una razón. En este sentido es que dice que todo lo real es
racional y todo lo real es racional.
Debido
a esta formulación de la identidad entre la razón, el concepto, el
pensamiento y el ser de la cosas, a Hegel se lo considera idealista.
Porque lo que gobierna y conduce el flujo histórico responde al
desarrollo de una idea, de la idea.
Es en el plano de lo ideal en donde podemos comprender la enorme
diversidad de fenómenos que ocurren en el proceso histórico y social. Ha
llegado al plano en que la historia se desarrolla racionalmente.
Hegel
es iluminista y en ese marco un romántico y esta pensando en los
procesos- hoy diríamos- procesos culturales. Es el que es capaz de
explicar los procesos históricos sociales y es en este sentido que juego
un poco con los términos y digo quien sabe hasta donde tenemos una
cierto aire de neo hegelianismo cuando todo lo explicamos a partir de la
cultura.
Si
todo lo explicamos por la cultura, lo estamos explicando por una
dimensión simbólica del mundo que nace en una cabeza colectiva anónima
social, que produce los términos por los cuales camina la historia. Algo
así pensaba Hegel.
A
Feuerback le parece que esto es de un idealismo insoportable, y por lo
tanto se reclama materialista, acusando a Hegel de idealista. Para este
autor, Hegel es abstracto, cuando en realidad lo que hay que atender es
al hombre de carne y hueso. El hombre que esta en la tierra, aquel que
enajena su condición inventando una religión que da respuesta a las
propias preguntas que el se formula. Dice Feuerback que no se termina de
atender a otra identidad, que es la identidad de dios y del hombre. Que
son la misma cosa, una es la proyección del otro, aunque el hombre se
sienta subordinado de aquello que el mismo ha creado.
Hay un juego de Feuerback que va a ser retomado por Marx en sus
primeros textos: este problema de la religión cuya crítica es condición
de toda crítica.
En ultima instancia diría Feuerback es una suerte de inversión entre
sujeto y predicado. El sujeto es el hombre que predica la existencia de
dios. De pronto se invierte la relación de sujeto y predicado y el
predicado ha creado al sujeto. Esta inversión supone una enajenación del
hombre. El hombre se enajena en la existencia de discutible, falaz,
ilusoria de su propia criatura.
En
la fenomenológica del espíritu (1806), la primer obra importante de
Hegel, traza una historia de la humanidad a través de la historia del
pensamiento humano, la trayectoria de la idea, de cómo va pasando por
sucesivas etapas, momentos en su desarrollo. Cada una de ellas supone
para Hegel una época elevada a la razón.
Feuerback dice Hegel puso al hombre de cabeza, Marx dice Hegel puso la dialéctica de cabeza.
En
esta inversión que intenta Hegel, termina construyendo lo que considera
más bien, una antropología, en el sentido más tradicional, no a Levi
Strauss no a Canclini. Es una filosofía del hombre de carne y hueso. Se
preocupa por la manera en que el hombre no es la encarnación de una
idea, sino que dice que el hombre es producto de lo que come, de su
alimento, piensa en el hombre fisiológico.
Feuerback
plantea de alguna manera una idea de materialismo. Hay interpretes que
lo acusan de retroceder a un materialismo que deambulaba por Francia e
Inglaterra por el siglo XVIII, el mismo que Marx llamara materialismo
vulgar que en definitiva radica su lucha contra el idealismo en una
puesta en relieve de la carnalidad humana en la tierra, del hombre como
ser fisiológico, como materia concreta puesta en una serie de afanes y
necesidades. Para
Marx no solamente hay una vulgaridad en esta perspectiva materialista
de Feuerback sino que en definitiva le adjudicará que en su crítica a
Hegel no termina de romper los lazos idealistas. Porque su hombre del
amor sexual, de carne y hueso sigue siendo un hombre genérico abstracto
que cancela la ubicación concreta que los hombres tienen en los procesos
sociales e históricos perfectamente situados, cancela las condiciones
en la que los hombres viven su vida para
hablar en general de un hombre abstracto, universal que no existe en
ninguna parte. Por este camino, dirá Marx en rigor no hacemos nada para
transformar las condiciones en que viven los hombres. Porque a este
hombre abstracto nadie lo conoce, no existe en ninguna parte. Esto
sumado a que para Marx no se puede criticar ideas con más ideas, me
remito a la clásica frase “hay que cambiar las armas de la crítica por
la critica de las armas”
Si
Feuerback y el circulo al que él inicialmente pertenecía, siguen
pensando que es posible destrabar el proceso político prusiano a través
de la crítica de las ideas que campean en la mente de los campesinos
alemanes, en realidad lo
que dice Marx es que no son las ideas cristianas las que los mantienen
en la servidumbre, son las relaciones de servidumbre las que los
mantienen cristianos. No es el cristianismo lo que me mantiene en la servidumbre sino la servidumbre lo que me mantiene en el cristianismo.
El
camino que emprende Marx de crítica a Hegel, de critica a Feuerback, es
un camino que lo conducirá a sostener que las ideas que los hombres nos
formamos del mundo de las cosas, de nosotros, de los otros, de nuestra relación con los otros, esas ideas que nos formamos están determinadas por lo que habrá de llamar las condiciones materiales de existencia de vida.
Cuando
dice condiciones materiales de vida subraya que son materiales para
mantener la contraposición con el materialismo alemán. Porque no se esta
refiriendo por materiales a cuanta plata tiene en el bolsillo, sino que
va a usar, y va a reservar el termino material como las condiciones
materiales de vida para referirse a algo que en principio y para la
época no tenia nada de material en el sentido de lo tangible de lo
sensorial, ni como lo usaban los materialistas vulgares franceses o
ingleses. Se va a referir a relaciones sociales en las que esta
inscrito. Es la materialidad de estas relaciones sociales por fuera de la conciencia,
de la voluntad de cada uno de nosotros, relaciones que son capaces de
volvernos privilegiados u oprimidos, pero relaciones que si las busco no
las encuentro ni registro sensorialmente.
Estas
relaciones que son materiales, son las condiciones materiales que
determinan el modo en el que nos formamos las ideas sobre el mundo de
las cosas nosotros y los otros.
Las
ideas aparecen colocadas no en el lugar de la autorrealización, no en
el lugar de la autonomía, del autogobierno, sino por el contrario en el
lugar en el que la conciencia social humana es capaz de producir lo que las condiciones materiales le permiten. Esta noción respecto de nuestras ideas es la noción clave que aparecerá en el campo marxista de la ideología.
Hegel:
Cada historia es una forma de conciencia y parte de una dialéctica. Se
llega a un punto de autoconsciencia en dónde el hombre toma conciencia
de su autodespliegue.
Para
Marx la historia es la sucesión de las diferentes generaciones en dónde
cada una explota los materiales, capitales y fuerzas productivas
transmitidas por las generaciones anteriores. Prosiguieron en
condiciones completamente distintas, la actividad precedente.
Feuerbach,
respecto de la problemática de la conciencia, afirma que hay que
cambiar de conciencia, y darse cuenta de cuál es la esencia del hombre.
Dios, sólo es una proyección del hombre, es una idea suya. Por lo tanto,
él se considera materialista, por partir del hombre y de su relación
con los otros, por recuperar el fundamento terrenal.
Marx
le llama a esto materialismo vulgar, es decir, para él sigue siendo una
postura idealista, ya que F habla de un hombre abstracto, como si
existiera un hombre esencial y genérico. Marx dice “Los ideólogos
neohegelianos son los perfectos conservadores, el postulado de cambiar
de conciencia es lo mismo que interpretar de otro modo lo existente, no
combaten en modo alguno el mundo real existente”. Para cambiar la
conciencia hay que transformar la base material. F. no ofrece críticas
acerca de las condiciones de vida actuales.
Las
ideas de la clase dominante son las ideas dominantes en cada época, la
clase que tiene a su disposición los medios para la producción material,
al mismo tiempo dispone de slo medios para la producción espiritual.
Marx
afirma que la esencia del hombre es el conjunto de sus relaciones
sociales. Cada etapa de la división del trabajo determina las relaciones
de los individuos entre sí (ésta división sólo es verdadera cuando se
separan el trabajo físico y el intelectual) y además lleva implícitas
contradicciones como la distribución desigual del trabajo y sus
productos. La división del trabajo lleva aparejada también la
contradicción entre el interés del individuo y el interés común, que en
realidad no existe como tal, como algo común entre todos los individuos
que están relacionados entre sí. A partir del momento en que comienza a
dividirse el trabajo, cada cual se mueve en un determinado círculo
exclusivo de actividades que le es impuesto y del que no puede salirse,
el hombre es cazador, pescador etc, y no tiene más remedio que seguirlo
siendo si no quiere verse privado de los medios de vida.
En
este sentido hay una doble operación, retiene aspectos de la dialéctica
hegeliana contra el materialismo vulgar. La dialéctica avanza
fuertemente en la dirección de lo que hoy llamaríamos la relacionalidad
del entramado histórico. Por el otro lado y al mismo tiempo retiene la
adscripción al materialismo contra el idealismo hegeliano. Pero una
profesión de fe materialista que se separa ampliamente del materialismo
vulgar, el materialismo de creer que porque toco esta es la materia lo
que toco lo que veo y oigo. Y asumir como material objetivo por fuera de
nuestra conciencia y voluntad las relaciones sociales en las que
estamos inscriptos, de las que somos parte, que de algún modo nos hacen
nos producen y también determinan el campo de posibilidades de nuestro
modo de pensar el mundo las cosas las relaciones etc.
Lo
que aparece aquí como aproximación a un concepto de ideología es algo
que alude en primer termino a nuestras representaciones del mundo y de
las cosas y de las relaciones en las que estamos.
Estas son nuestras ideas y este dispositivo por el que nos
representamos las cosas y el mundo, ese es el modo en que se forman
nuestras ideas. Y nos representamos el mundo, las cosas, las relaciones,
en un marco que viene dado por el lugar que ocupamos en la estructura
de las relaciones objetivas materiales de la vida social. Nos demos o no
cuenta de ello. Por tanto la conclusión es bastante feroz y en rigor
cada uno de nosotros ocupa un lugar en la estructura de las relaciones
sociales.
Y aquí
aparece otra dimensión diferente de la napoleónica de ideología: La
ideología como velo que nos oculta la verdad, que nos interpone entre
nosotros y la verdad verdadera de las cosas esas determinaciones que
anclan en las condiciones materiales en que estamos inscriptos. Este
problema es el problema de La ideología alemana.
Por otro lado tenemos el problema de la base y la superestructura que
es algo que nos importa bastante porque a partir de aquí buena parte de
la discusión, al menos en sede marxista, tendrá que ver con cuáles son
las características de la superestructura, de la que la ideología forma
parte y que viene determinada por la base. Base como término técnico
marxista con el que aludimos a las condiciones materiales de la
sociedad. lo que se denomina la base,
es estrictamente hablando las relaciones sociales de producción, y su
relación contradictoria con el nivel de desarrollo de las fuerzas
productivas. A
medida que aparece la división social del trabajo, crecientemente irá
subsumiendo las relaciones con la naturaleza en el marco de las
relaciones sociales de producción. Cuando Marx habla de “lo económico”
tiene que ver con, si tuviera que elegir una expresión sustituta, yo me
quedaría con relaciones sociales, que en la tradición de la economía política serían no del ámbito público sino del ámbito privado.
Lo económico como la organización social para la producción de la
propia subsistencia. Una segunda aclaración que suele ser eficaz es en
relación con el término DETERMINACION.
Tenemos una tentación, cuya raíz hay que buscarla en un sentido común
muy extendido que simplifica y resuelve como puede las cosas, tenemos la
tentación de volver sinónimos determinación de causación. La
determinación no es causación, no es generación, no es el origen ni la
fuente. La determinación es la capacidad de imponer los límites, el
sistema de restricciones dentro de los cuales lo determinado habrá
necesariamente de moverse. No debe entenderse que nuestra conciencia tiene su causa en las condiciones materiales. No
debe entenderse que nuestras ideas nacen de mi condición obrera o de mi
condición oligárquica. Lo que debe entenderse es que esta manera
de estar inscripto en la estructura de las relaciones sociales de
producción pone límites a la capacidad creadora de mi conciencia, pone ciertas reglas a la secuencia de representaciones que de manera espontánea aparecerán en mi conciencia. Por favor, ninguna relación mecánica ni automática
en el sentido de si soy obrero pienso tal cosa, si soy burgués pienso
tal otra. No hay ninguna relación directa ni mecánica ni nada que se le
asemeje. No es una coerción que le impida a la conciencia moverse en su
propio elemento.
Plantearemos
que estas representaciones, nos plantearemos en buena medida con Marx
pero no únicamente con él, suponen por empezar una manera de producir
significaciones en relación con los objetos del mundo social. La teoría marxista de la ideología es un primer precoz, genial destello de una primera teoría social de las significaciones. En segundo lugar, señalamos ya que estas representaciones tienen por definición las características de no ser una copia fiel de la realidad que nos representamos.
En este sentido diremos que la representación (concepto importante si
los hay, estrechamente asociado al debate sobre ideología) es siempre
una representación en algún sentido fallida. La representación
representa lo que está ausente. Pero no lo representa verdaderamente,
falla en ese intento de representarlo.
Por ideología se hace alusión a las representaciones espontáneas
que emanan de nuestra conciencia (Marx). Estas representaciones que son
las formas en que nos representamos nuestra relación con nosotros los
otros y las cosas. Son representaciones espontáneas (contrario a
doctrina o pensamiento sistemático) distorsionadoras de lo que las cosas
realmente son, que emergen en forma no pensada. Vienen determinadas por
las condiciones materiales de existencias. (No es la conciencia. Lo que
determina la vida sino la vida que determina la conciencia) Tiene como
marca una relación estrecha con el lenguaje.
El tema de la distorsión es un tema importante porque tiene que ver con las cosas que son o no, lo que decimos o creemos que son.
Las
condiciones de la vida social van a determinar estas representaciones
con diferentes matices mediadas o condicionadas por operaciones de
determinación.
Antes no se hacia distinción entre ideas espontáneas o científicas porque el problema se planteaba desde otro lado. Es de estas condiciones de lo que no somos concientes cuando nos representamos algo. Las
representaciones se plantan delante de nuestros ojos con la naturalidad
y la fuerza de las cosas mismas. Cargadas del valor de verdad. Aquí se
estaría jugando lo ideológico.
No
es la conciencia la que determina la vida sino la vida la que determina
la conciencia (Id. Alemana) En ese texto no se desarrollara en forma
sistemática una teoría de la ideología pero habrá ciertas cuestiones
planteadas.
Marx
prácticamente no volverá a hablar del tema conforme el término crece en
importancia teórica. Que Marx no hable del tema podría estar vinculado a
un texto de Engels donde se plantea que la ideología alemana es el
momento de escritura en que Marx y Engels saldan su pelea con la
filosofía neohegeliana o feuerbachiana. Se dirigirán luego al tema de
las condiciones materiales de existencia en vez de seguir con las ideas.
Se abocaran a problemas de coyuntura. “Una vez que liquidamos nuestra
conciencia filosófica anterior”. Se publico por primera vez en ruso en
1935 cuando “alguien lo descajoneó” (Caletti).
Avanzado el Siglo XX todavía se repiensan nociones medianamente instaladas respecto de lo ideológico pensadas en ausencia de la Ideología Alemana
Alguna líneas predominantes respecto a la ideología.
La más evidente es la que se amasa a lo largo de la 2da internacional y la 3ra. (fundada por Lenin cuando
rompe el partido demócrata ruso y funda el PC). Se amasa al calor de
luchas políticas y la necesidad de difundir el PC. Hay un uso
mecanicista que vincula a la ideología a la determinación al extremo y
añade en coherencia con alguna línea de la ideología alemana (que no
estaba preocupada) de que la determinación se produce. Que las representaciones estarán en correlación a la clase de pertenencia
donde se establecerá una relación mecánica entre las condiciones de
clase y la ideología correspondiente. Existía una ideología proletaria,
una ideología capitalista o burguesa, etc. Junto con ésta vinculación
mecánica se amasa la otra idea mecánica de que lo que hace la ideología a
través de las representaciones produce un reflejo de las condiciones
materiales, en particular la condición de clase.
Hay
algunas líneas en la obra de Marx que lejanamente atribuyen un papel
importante a la manera en que se perfila nuestra elaboración de
representaciones a la practica en las que estamos inscriptos en las
relaciones sociales y cómo esto interviene en nuestro ser social para
determinar las formas de nuestra conciencia. El Stalinismo lo hizo
durante años refiriéndose al arte burgués vs. al arte proletario.
Parte de la bibliografía marxista del Siglo XX reaccionará contra estas cuestiones mecanicistas. Entre ellos,George Lukács y Antonio Gramsci como figuras teóricas más importantes del marxismo europeo de los años 20’ y 30’
La
propuesta de Lukács se levanta contra las miradas economicistas y
mecanicistas. La crítica contemporánea señalará en Lukács una fuerte
presencia de la filosofía hegeliana. Es como si dentro de una
perspectiva propia del materialismo histórico donde las clases tienen una tarea histórica a cumplir.
La dialéctica se plantea en términos de ser una falsa conciencia
o una conciencia recta como corresponde. Falsa conciencia cuando la
clase obrera esta desarticulada de la ideología que llevará a cumplir su
meta.
La frase falsa conciencia
(Lukács) se utilizara muchas veces como sinónimo de ideología. Este
seria el tema nodal para Lukács en relación a lo ideológico. La tarea a
cumplir seria producir en el proletariado una verdadera conciencia de
clase proletaria, la que debería corresponder a esta tarea histórica
capaz de emancipar al hombre.
Para
algunas corrientes, en vez de llevar al extremo la determinación
prefieren poner el centro en la problemática de la conciencia como lo
hicieron Hegel y Feuerbach. La filosofía de la conciencia que coloca al
hombre en un sentido genérico abstracto en el centro, dotado de un
elemento que lo distingue conciencia, razón y voluntad. La historia
aparecería rendida ante esta razón y voluntad humana. Plantear el
problema de lo ideología como falsa conciencia mantiene mas allá de
matices la razón y la voluntad humanas. El problema del rol de la clase
obrera aparece como un problema de razón y voluntad como lo plateaba
Lenin. Entonces, había que introyectar en la clase obrera la conciencia
correcta.
Toda
la problemática de la alienación tiene que ver con esta perspectiva que
se funda en la lectura de Lukács de los textos del joven Marx (de tipo
neo Feuerbachiano – donde se trata la temática de la enajenación) que
luego se litiga con el fin de la conciencia filosófica anterior.
En
general la perspectiva de la cátedra es la de Gramsci. Para quien la
ideología no es ni reflejo mecánico ni un estadio terrible a superar
mediante la conversión de la clase obrera de en si a para si. Para
Gramsci lo Ideología está en el elemento cultural. La ideología es el “cemento de la vida social,” la mezcla que articula, cohesiona.
La
idea de inversión es de Feuerbach. Es una manera de aludir
metafóricamente a la distorsión. La metáfora cobra valor cuando se
supone que el problema de Hegel era que había dicho todo bien solo que
dado vuelta. Es
cierto que hasta en Marx aparece esta posibilidad que dando vuelta a
Hegel se solucionaba la cosa, pero parece que no seria suficiente.
Althusser sugerirá esto en “contradicción y sobredeterminación”
El
problema de la ideología es la puerta de acceso a la construcción de la
Teoría Marxista como hoy la conocemos. A partir de aquí se harán
visible la superestructura determinada en última instancia por una
materialidad que no es visible a nuestros ojos, constituida por las
relaciones sociales que organizan la producción. El problema de la
conciencia no sería el que más interesaba a Marx y Engels sino el tema
de las relaciones sociales de producción.
Entonces el grueso de construcción la teoría política Marxista es El Capital, pero la puerta es el problema de las representaciones de nuestra conciencia.
La Ideología Alemana,
tiene una estrecha vinculación con el lenguaje, donde los signos
desempeñan un papel muy importante. El lenguaje, según ciertas
tradiciones teóricas suponen, nos representa el mundo mediante
conceptos. Mediante significados, lo que esta ausente.
Hay
una estrecha conexión entre las representaciones que son asunto de la
ideología y los signos como estructura de reenvío que presentifica una
ausencia (Jacobson).
Fuentes:
http://comu-3.blogspot.com/2010/07/2-teoricos-comunicacion-3-catedra.html
http://comu-3.blogspot.com/2010/07/22-teorico-comunicion-3-catedra-caletti.html
http://comu-3.blogspot.com/2010/07/22-teorico-comunicion-3-catedra-caletti_24.html
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